Apataki de Oyeku-Irosun
En el pueblo de Pobe, vivía un Awo Osainista y por lo tanto, conocía todos los secretos de las yerbas y para lo que servia cada uno de ellas. Este Awo era muy humanitario y no se cansaba de hacer favores a la gente de aquel pueblo, fundamentalmente a los más pobres y desposeídos, por lo que era muy querido y respetado por todos.
Como la gente se enfermaba e iban a su casa, él consultaba a Ifa y le preparaba a la persona la tisana o medicamento indicado para curarle y remediarle su mal y muchas veces la gente no podía pagarle, pero el siempre seguía haciendo el bien. A causa de esto todo el pueblo siempre le deseaba lo mejor a el y a su familia.
Un día, llega un hombre a su casa en horas de la noche y enterado el Awo, rápidamente se puso a preparar sus yerbas y a preparar la tisana para curar al hijo de este pobre hombre. Estando el hombre en la puerta esperando que el medicamento, llega la muerte y al verlo le pregunto; Señor, ¿Aquí vive el Awo Osainista? El hombre, sin saber de que se trataba, le contesta afirmativamente, y además le pregunto que a que el venia. Entonces la Iku, quitándose la careta le dijo: Vengo a llevármelo.
El pobre hombre, comprendiendo que esta era la muerte y venia por aquel Awo, le rogó a esta diciéndole: No puede ser, este Awo es una persona muy buena, si usted se lo lleva, llévenos a todos nosotros también, pues nos quedaremos sin su protección. Fíjese que hora es y el se acaba de levantar y el esta preparando la medicina para curar a mi hijo que esta enfermo.
Ante este ruego, salido de lo profundo del corazón, de aquel pobre hombre, Iku se compadeció y dejo viviendo el Awo Osainista, pero en cambio se llevo a otro que en aquel momento atino a pasar por allí.